lunes, 11 de mayo de 2009

CINE, VARIEDADES Y CUPLE


La aparición del cine revitalizó un género teatral considerado como ínfimo, perom que en esta época adquirió una importancia extraordinaria: me refiero al espectáculo de variedades, o "varieté", como se decía a lo francés. Como las películas eran muy cortas, las funciones cinematográficas tenían que complementarse con estos espectáculos entre los cuales sobresalían los números cómicos, los transformistas, los ilusionistas, los bailaores y cantaores flamencos y las cupletistas. Estamos, no hay que olvidarlo, en aquellos años del cuplé.

El local especializado en estos programas era el Salón Liceo del Casino Artístico. Allí actuaron las más célebres cupletistas de toda la época dorada de este género. En 1906 se proyctó, acaso por primera vez, una película en colores. Más tarde esta serie de espectáculos se hicieron también bastante frecuentes en locales de más alcurnia, como el mismo Teatro Circo, donde en 1901 se presentaba el "Fonobiograf", el cinematógrafo combinado con el fonógrafo, y en 1907 el "Gran Cinematógrafo Moderno Vidadgraph". En el Paseo de Alfonso XII solía in stalarse también a principios de siglo, un "Gran Pabellón procedente del Salón de Novedades de Valencia", donde alternaban las sesiones de "Cinematógrafo Mágico" con las variedades. El número fuerte era el transformista Fregolini. En el solar del Ayuntamiento contiguo a la Delegación de Hacienda se instaló en 1903 el "Eden-Concért", Salón de Novedades. Allí acuó la Petite Otero. Otro "Real Cinematógrafo Sanchís" se instaló en el Paseo del Itsmo. Pero las barracas de este género abundaban mucho más en la temporada de Feria, instalándose varias de ellas por los alrededores de este recinto.

A pesar de que abundaban más los espectáculos de estos géneros ínfimos, al Teatro Circo solían acudir cada año las compañías dramáticas y líricas más importantes de aquelos tiempos: las de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, Carmen Cobeña, Julian Romea, Pablo Gorgé, Antonio Vico, Manuel Vico, Concepción Aranaz, Emilio Duval... Estas compañías eran las que ennoblecían el escenariodel Circo con su presencia y hacían mantener en los aficionados albacetenses la llama sagrada del Teatro.

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